Debemos aprovechar la oportunidad de este período que ha remodelado nuestras vidas, para comenzar una reflexión juntos para comprender lo que está sucediendo y discernir las lecciones que se deben aprender y las nuevas necesidades que están surgiendo.
– Vivir este período con esperanza: Proponemos apoyarnos mutuamente a través de un espacio de intercambio de experiencias en linea con el objetivo de ofrecer signos de esperanza, fomentando un debate que nos ayude a todos a sentirnos parte de una comunidad viva.
– Vivir el desafío espiritual de la fe y el sentido de los límites. Este es un momento dramático, quizás decisivo, pero en el que se puede redescubrir la fe. Debemos reaprender a aceptar la incertidumbre y el riesgo, porque son parte de la vida.
– Cristianos y ciudadanos: la gestión sanitaria de la pandemia ha provocado muchas restricciones a la libertad, incluida la libertad de culto: esto nos obliga a reflexionar más profundamente sobre nuestra doble identidad como ciudadanos y cristianos y sobre lo que significa la celebración semanal y anual de la Pascua para nosotros.
– Construir con valentía y previsión un futuro más solidario: esto es lo que nuestro Movimiento deberá realizar, después de la crisis, con miras a la reconstrucción de nuestro país, de Europa y del mundo entero. Para ello hemos identificado algunas cuestiones importantes.
– Fraternidad: quizás hemos entendido que cada uno es responsable de la vida del otro, que la dimensión del “nosotros” incluye la del “otro”, y que esta responsabilidad implica una cierta limitación de la libertad personal.
– La relación entre salud y trabajo: entre la urgente necesidad de cerrar las actividades productivas para reducir los contagios y proteger a las personas, y la necesidad de no paralizar completamente la economía.
– Políticas de salud y seguridad social, la pandemia ha demostrado que si las personas no tienen los medios para tratarse, se vuelven peligrosas para todos.
– La relación educativa: La situación de crisis ha puesto de manifiesto problemas entre los que destaca la fuerte desigualdad entre centros. Sin embargo, el contacto a través de las plataformas reveló nuevas potencialidades en la relación educativa. La crisis, por tanto, pone de relieve la urgencia de una reflexión seria sobre el papel social que juega la escuela.
– Tomará mucho tiempo recuperar la confianza en la economía y el trabajo, pero también será una oportunidad para hacer nuevos planes para el futuro. Pero no sabemos si seremos capaces de identificar nuevos modelos y si las exigencias de equidad ética y social podrán orientar las finanzas y los mercados.
– Una lección para mañana: Después del coronavirus, será un tiempo difícil para todos, una especie de posguerra. Podremos salir de ella, no tratando de restaurar la normalidad de ayer, sino con una nueva normalidad, generada por la contribución de todos, por un espíritu de solidaridad que habíamos perdido y por una creatividad que Los aprendizajes de los errores.
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