LA CARIDAD, DIMENSIÓN CONSTITUTIVA DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

APORTACIÓN DE CARITAS INTERNATIONALIS

          «El testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización».

Documento de trabajo redactado por Vicente Altaba Gargallo, Delegado Episcopal de Cáritas Española

 Download the whole document

1.- ALGUNOS INTERROGANTES QUE NOS PLANTEAMOS A PARTIR DE LOS LINEAMENTA Y DEL INSTRUMENTUM LABORIS

 La lectura de los Lineamenta  y, posteriormente,  del Instrumentum laboris sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” que nos ofrece la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, nos deja algunas sensaciones  preocupantes desde la óptica del lugar de  la caridad en la misión evangelizadora de la Iglesia que queremos compartir:

 

1ª.- Tenemos la impresión de que el ejercicio de la caridad no es considerado y valorado suficientemente como un elemento  constitutivo y fundamental de la evangelización. De hecho, aunque se hagan repetidas alusiones a él, en ningún momento se lo trata y desarrolla  así de manera explícita.

2ª.- Tampoco se considera suficientemente que el ejercicio organizado de la caridad pueda ser un cauce privilegiado de evangelización en esta cultura secularizada, especialmente para muchos hombres y mujeres alejados de la Iglesia. Es más, ni siquiera se habla del ejercicio organizado de la caridad,  llámese Pastoral Social, Cáritas, Secours Catholique u otras organizaciones católicas que son expresión del ejercicio organizado de la caridad en las Iglesias particulares.

Esto nos lleva a plantear algunos interrogantes:

            1º.- ¿No debería señalarse como un escenario importante de la nueva evangelización el mundo clamoroso de la pobreza y de las causas que la sustentan y la acción que ahí desarrollan las organizaciones católicas de acción caritativa y social?

            Es verdad que entre los escenarios mencionados aparecen las migraciones, el mundo económico y el político, con implicaciones sociales evidentes, además de los medios de comunicación social y el campo de la investigación científica y tecnológica, pero consideramos necesario ampliar el espectro al  escenario concreto de los graves problemas sociales del momento. ¿No es ahí donde se viven muchos de los mayores dramas humanos? ¿No es desde ahí desde donde surgen las mayores preguntas para la fe? ¿No es ahí donde, en palabras del Papa, se manifiesta la “anestesia social[2] que nos hace insensibles a las exigencias del amor fraterno? ¿Si hay que evangelizar desde los desafíos socio-culturales que se nos presentan –como se dice en estos documentos-, no es la pobreza  y la injusticia que la sustenta uno de los mayores desafíos? ¿Y no es en el ejercicio de la caridad donde se verifica la autenticidad de la fe que confesamos y anunciamos?

Nos parece necesario habitar el escenario de la realidad social, pues la caridad comienza por abrir los ojos a los otros y cargar con los otros -los tirados al borde de los caminos y los mendigos a los pies de las mesas de los Epulones-, como nos ha recordado con elocuente claridad Benedicto XVI.[3]

2º.- ¿No debería incorporarse una reflexión explicita sobre la dimensión  evangelizadora de la caridad?

Consideramos necesario hacer madurar en el Pueblo de Dios la conciencia de la fuerza reveladora del misterio de Dios que encierra la caridad, así como de la fuerza reveladora de su acción salvadora en la historia, puesto que lo que salva es el amor.  “Ves la Trinidad si ves el amor”, dice San Agustín. Dios se revela como amor y en el amor, nos dice San Juan (Cfr 1Jn 4,8) El mismo Benedicto XVI nos ha dicho que cuando no sea posible el anuncio explícito de Jesucristo “dejemos que hable solo el amor”.

Por eso, consideramos necesaria una mayor atención al rol evangelizador de la caridad y, en consecuencia, al lugar imprescindible que la caridad debe ocupar también en el mismo anuncio de la Palabra y en la misma celebración de la fe, pues la Palabra sin caridad es hueca (Cfr 1Cor 13,1-13) y la celebración que no implica el ejercicio practico de la caridad es «fragmentaria» y  hasta «escandalosa» (Cfr. 1Cor 11,21).

3º.- ¿No habría que prestar particular atención a la animación de la caridad en la comunidad cristiana,  a la importancia del ejercicio organizado de la caridad y al testimonio evangelizador de los que dedican su vida en la Iglesia al servicio de los pobres?

En los documentos presentados por la Secretaría del Sínodo –Lineamenta e Instrumentum laboris-  se hacen frecuentes alusiones al amor fraterno, a la entrega cuidadosa hacia los pobres, a la importancia del testimonio, a la necesidad de que la Iglesia anuncie lo que es y vive, pero no se hace referencia alguna al ejercicio organizado de la caridad, como si la caridad fuera una cuestión individual y no tarea de toda la comunidad, como si no fuera toda la comunidad la que debe anunciar el evangelio desde la experiencia de la caridad.

Asimismo, se habla de la catequesis, del primer anuncio, de los sacramentos de iniciación, de la educación, de la familia, etc, como medios necesarios de evangelización a tener en consideración. Pero no se habla de la caridad de la comunidad, del ejercicio organizado de la caridad, como cauce privilegiado, y en algunos contextos casi único, para hacer presente el anuncio del Evangelio y la experiencia cristiana de la fe. Así como tampoco se habla nunca de los  agentes de la caridad como evangelizadores en nombre de la comunidad.

4º.- ¿No es la caridad criterio de credibilidad para la Iglesia en su misión de anunciar el Evangelio, Buena Noticia para los pobres?

Se nos llama a buscar “patios de los gentiles” o “desiertos” en los que la Palabra no sólo se haga audible, sino también significativa y curativa para la humanidad. Nosotros consideramos que uno de esos patios de los gentiles o uno de esos desiertos donde la palabra resulta más audible, más creíble y curativa es para la Iglesia el ámbito de la pobreza. Cuando la Iglesia se hace presente ahí mediante el ejercicio de la caridad, su Palabra, y cuando no es posible la palabra explícita su acción silenciosa, se hace audible, creíble y salvadora para la humanidad.

Por eso, consideramos necesario para la evangelización potenciar la animación de la caridad en la comunidad y el ejercicio organizado de la caridad.{jcomments on}